Durante estos días, las fachadas de los edificios de la ciudad de Alcorcón se ven repletas de carteles que reproducen un bando del alcalde dando cuenta de un concurso para la adjudicación de viviendas en régimen de alquiler.
Para tener derecho a una de las viviendas que entran en el sorteo (algunas se adjudican previamente) son necesarios unos requisitos que, caso de no cumplirse, descalifican al solicitante. Y el primer motivo descalificador es la soledad.
Es decir, vivir sólo no da derecho a una vivienda de renta económica.
¿Acaso creen estos gobernantes que la ausencia de compañía es sinónimo de economía boyante?
Y no es que me sorprenda el desamparo y la marginación que sufren quienes viven solos; lo sorprendente es que nadie lo denuncie públicamente.
Para mayor escarnio, los impuestos de esos eremitas (voluntarios o involuntarios) se utilizan para construir una 'casita' de 1.800 metros cuadrados, que ha costado más de cuatro millones de euros, para que el Príncipe viva solo.
¡Ganas dan de apearse del mundo sin esperar a que lo paren!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de agosto de 2002