Ofrecían un servicio esmerado y, a veces, a medida de producir correspondencia personal, con discreción y eficacia. Los amanuenses, situados primero en la Virreina y luego junto a la Boqueria, eran indispensables para los analfabetos. Sus casetas parecen precursoras de los Cibercafés, donde la gente se comunica sin ayudas.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de agosto de 2002