Glory Alozie ya estaba terminando la vuelta de honor con una enorme bandera española (o si no enorme, casi tan grande como ella) cuando pasó bajo el palco de autoridades del estadio. Allí, a pie de pista, junto a la valla, estaba su entrenador valenciano, Rafa Blanquer, que la abrazó y besó y felicitó; y a su lado estaba el secretario de Estado para el Deporte, Juan Antonio Gómez Angulo, para cumplir el ritual de entregar una bandera oficial, con escudo, y no con el toro de Paquillo, a los ganadores españoles. Con las dos banderas, Alozie, nacida en Amator (Nigeria) hace 24 años, pero residente en Valencia desde 1997, nacionalizada española desde hace un año y con permiso nigeriano para competir como española desde hace un mes, terminó su paseo triunfal.
MÁS INFORMACIÓN
La bandera del público la devolvió pero la diminuta nigeriana aún tenía en la mano, bien estrujada, la bandera oficial cuando un periodista, que parecía dudar, le preguntó en inglés: '¿estás contenta de competir por España?'. Y en un inglés mejor que su español (que, sin embargo, mejora a ojos vista) y una gran sonrisa, Alozie le respondió: 'Soy muy feliz por ser española. En España, en Valencia, lo tengo todo, mi club, mi entrenador, mi gente y mi futuro'. En Valencia también está su hermano pequeño, Cheyendu, que es internacional sub 17 de fútbol, pero sus padres siguen en Nigeria. 'Los llamaré ahora, en cuanto pueda'.
La nueva campeona de Europa puede hablar un español un tanto rudimentario, pero cuando habla, habla claro, y dice lo que dice. Si alguien quiere buscarle las vueltas y plantearle un dilema como el que nos hacían de pequeños (a quién quieres más, a tu padre o a tu madre), y le pregunta ¿celebraste más feliz tus cuatro títulos de campeona de África o éste de campeona de Europa?, Alozie, que no pierde la sonrisa, responde: 'Cada triunfo es una victoria personal y lo celebro feliz. Siempre estoy contenta por ganar'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 10 de agosto de 2002