Cerca de 400 granjeros blancos abandonaron ayer sus tierras, en cumplimiento de la orden de expulsión dictada por el Gobierno de Zimbabue en el marco de una reforma agraria, según indicó anoche la televisión pública, controlada por el Ejecutivo. Sin embargo, la Unión Comercial de Granjeros, que engloba a los hacendados blancos, señaló que la inmensa mayoría de los 3.000 granjeros a los que afecta la orden, que debía cumplirse antes de la medianoche del jueves, permanecía en sus tierras "porque no tienen donde ir".
En el mismo informativo de la televisión pública, el vicepresidente Joseph Msika amenazó a los granjeros que no cumplan el reglamento, que prevé hasta dos años de cárcel para aquellos que no abandonen sus tierras. "Los que vayan contra las leyes de Zimbabue sólo podrán hacerse reproches a sí mismos. La ley se aplicará", señaló.
El granjero Colin Shand declaró a la BBC que, aunque ayer no se habían producido enfrentamientos, esperaba "problemas" en los próximos días. "La situación es muy tensa", dijo Alan Parsons, otro granjero. "La gente se quedará y pondrá mayores medidas de seguridad en sus propiedades", agregó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 10 de agosto de 2002