Dice Arnaldo Otegi, tras el atentado de Santa Pola, que 'la muerte de un niño siempre nos genera un interrogante en el terreno de la ética y de la política'. Sin entrar en consideraciones jurídicas, aquí tenemos la prueba de que somos diferentes, de que moralmente nosotros, los demócratas, estamos por delante. Porque a nosotros no nos genera ningún interrogante. Estamos convencidos de que la vida de un niño, y la de cualquier persona, está por encima de la patria, del país o de la posibilidad de un pueblo o nación de pronunciarse en referéndum.
Tampoco nos genera ningún interrogante la frase que un día dijo José Luis López de Lacalle, a quien ETA asesinó quizá porque pensó que tenía razón: 'No merece la pena matar ni morir por ser vasco'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de agosto de 2002