La Bella Dorita y Chiqui Martí tienen en común haber pasado por El Molino, la primera consagrada y la segunda en su debut. Entre las dos vedettes hay 50 años de cambios hasta hoy, los míticos chales emplumados que caían en el escenario hoy son strip tease más o menos artístico, y es el gran ojo de la televisión -el gran catalizador- y no las salas del Paralelo la que decide quién salta a la fama.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de agosto de 2002