"La verdad es que el equipo no está a la altura que a mí me gustaría". Luis Aragonés, el técnico del Atlético, reconoció ayer que los rojiblancos, tras su regreso a la Primera División, no están dando este verano señales que inviten al optimismo. Los resultados -dos derrotas, un empate y dos victorias- y, sobre todo, el juego en los encuentros de preparación disputados hasta ahora no han convencido ni al preparador ni a los propios jugadores. "Espero que empecemos a dar la talla" en Huelva, donde hoy (21.30, televisiones autonómicas) se enfrentan al Sevilla en la segunda semifinal del Trofeo Colombino.
Las dudas empezaron a filtrarse por el estadio Calderón con los reveses sufridos. A la vuelta de A Coruña, tras el Trofeo Terresa Herrera -tercero tras perder (0-1) con el Cruz Azul, mexicano, y ganar (2-1) al Nacional de Montevideo, uruguayo-, en el que el Atlético dio una pobre imagen, una inquietante sospecha empezó a recorrer la médula del vestuario: "¿Y si no somos tan buenos?". ¿Y si realmente somos un equipo recién ascendido, un equipo para luchar por la permanencia, un equipo pequeño como otro cualquiera?".
Un sentimiento que algunos pesos pesados del cuadro, como Movilla, tratan de combatir con el consabido: "Hay que ir día a día y no obsesionarse". Pero lo cierto es que de la euforia del ascenso y la indisimulada pretensión de que el Atlético ocupe la plaza en la Liga que le corresponde por historia se ha pasado a una pequeña depresión. Una caída de sopetón a una realidad sobre la que no se ha cansado de advertir Luis desde el final del curso pasado: "Lo lógico es que tardemos tres o cuatro años en volver a nuestro nivel".
Lo cierto es que los malos resultados han socavado la confianza en sí mismo del plantel rojiblanco. Tanto que Luis no pudo por menos que tratar de subir el pasado lunes los ánimos de sus alicaídos jugadores arengándoles con frases como ésta: "¡Vamos, coño, que el año que viene estaremos en la Liga de Campeones. Por mis narices!".
Luis, un especialista a la hora de descifrar el alma de los futbolistas, sabe que sus pupilos están empezando a dejar de creer en sí mismos. En esa sesión aludida, el preparador incluso apeló a su amor propio y los retó: "Ustedes son los que ganan o pierden los partidos, no yo".
Ayer, sin embargo, el técnico analizó de manera bastante crítica a su equipo: "Hay cosas que hay que superar porque todavía se nos van. Posiblemente, podríamos estar un poco mejor". Eso sí, matizó a continuación sus palabras intentando quitar importancia a la pretemporada y asegurando: "Estas semanas están precisamente para mejorar las cosas".
Dos de los factores que alegó Luis para justificar el mal juego rojiblanco fueron el de la llegada de siete jugadores nuevos y el de las lesiones: "Hemos tenido muchas incorporaciones y mucha gente lesionada en esta pretemporada. Eso se nota". Precisamente, el centrocampista italiano Albertini, que entra en las dos categorías, la de los lesionados y la de los recién llegados, debutará esta noche en el trofeo onubense.
En los cinco encuentros que ha jugado el Atlético hasta el momento, Luis ha utilizado un esquema de cuatro jugadores en la retaguardia, dos pivotes, tres por delante de ellos y sólo uno en punta. Un sistema que no ha funcionado. Uno de los problemas más acusados del conjunto es la falta de profundidad por las bandas. Otro, los tremendos desajustes defensivos que se han producido, especialmente en la derrota inicial (3-0) ante el Oporto a principios de mes.
"Intento ajustar bien a los jugadores dentro del dibujo, que tiene varias variantes, pero aquí no hay once titulares", aseguró Luis, que negó así que ya tenga perfilado el equipo que debutará en Liga contra el Barcelona en el Camp Nou. "Yo pruebo y miro, pero no tengo un conjunto titular. Tengo dos. Quien se lo gané entrará en el once", apuntó.
Como primera medida de choque, el técnico ha intensificado esta semana la preparación física de sus jugadores y su mentalización.
Otra solución, menos imaginativa, para acabar con los problemas que ha mostrado el equipo es continuar buscando refuerzos en el mercado. Porque tanto el director deportivo del club, el portugués Paulo Futre, como el entrenador, Luis, comentan en privado que la plantilla todavía necesita reforzarse. En ese sentido, Luis ha pedido con insistencia un jugador para utilizarlo de enganche entre las líneas tras la frustrada operación con el Mallorca para la contratación del argentino Ibagaza.
Hoy, frente al Sevilla, la pequeña crisis puede aliviarse con la mejor de las terapias, el buen juego y la victoria, o agudizarse si el balón sigue rodando en contra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de agosto de 2002