La aerolínea estadounidense United Airlines anunció ayer que volverá a pedir apoyo financiero al Gobierno federal y admitió la posibilidad de suspender pagos en el tercer trimestre. La línea aérea, una de las más afectadas por la desaceleración económica y los ataques terroristas del 11 de septiembre, se enfrenta al vencimiento de una deuda de 1.020 millones de euros y no cuenta con recursos para hacer frente al pago.
La empresa explicó que reestructurará sus operaciones y que ha pedido al Gobierno federal garantías de crédito por 1.836 millones de euros (1.800 millones de dólares) dólares sobre un préstamo de 2.000 millones de dólares.
"A menos que rebajemos nuestros costos de manera considerable, la presentación de la suspensión de pagos será la única forma de asegurar el futuro de la compañía y la continuación de sus operaciones", dijo Jack Creighton, director ejecutivo de United Airlines, la segunda empresa de aviación comercial del país. En un comunicado, el máximo ejecutivo de United Airlines aseguró que espera concluir en 30 días negociaciones con los accionistas para una mayor participación de éstos en un plan de recuperación económica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de agosto de 2002