Acabo de leer el artículo de Fernando Savater llamado El asco. Nada más apropiado para precisar la indignación que sentimos los colombianos frente a la vileza de los atentados del otro día.
Querido Savater, ayer no fue una sola pequeña la que murió, cosa ya de por sí infame; fueron tres, más otros mayores, todos indigentes, hasta sumar 21, todos gente de lo más humilde, de ésos que vivirían por años en mejores condiciones con sólo lo que valen los artefactos que los asesinaron. Todo sólo por la demencia de un grupo que sabe que no tomará el poder por estos medios, pero que no se entera de lo mismo. Debe ser el mismo mal de los etarras. Gracias por darle un escape sensato a esta rabia tan inútil.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de agosto de 2002