Esto promete. Sin exagerar, que el rival era Australia, a día de hoy, muy poca cosa. Pero la selección española amenaza con algo bueno. Está afinada, a un nivel formidable, con el Mundial a la vuelta de la esquina. Ganó España a Rusia en su primer partido de preparación y ayer aplastó a Australia, un equipo que es una caricatura de aquél que quedara cuarto en los Juegos de Sydney donde, por cierto, ganó a España (91-80). Eran mejores tiempos porque ahora, para escarnio de una selección asidua a las grandes citas, Australia no acudirá al Mundial. Lo hará Nueva Zelanda, cuyo nombre chirría en esto del baloncesto.
Sin embargo, en su actual gira europea, Australia había derrotado, palabra, a Turquía, a Rusia y a Yugoslavia. Pero llegó a Estepona y se encontró enfrente con un adversario enorme, una selección, la española, que no necesita a Gasol para mostrar un extraordinario talento, en ataque y en defensa, bajo el aro y lejos de él, individualmente y en equipo. En la que los 12 que juegan encestan. En la que Garbajosa se divierte a golpe de triples, Felipe Reyes atrapa seis rebotes en ataque, Navarro ejerce de Navarro. Ganó España sin dar una muestra de debilidad. Lo hizo por 20 puntos como pudo hacerlo por 30. Australia sólo atrapó un rebote en ataque, lo que admite dos lecturas. La primera, que por algo no está en el Mundial; la segunda, que España estuvo sembrada en defensa. Es aquello de ver la botella medio vacía o media llena. Pero todo indica que está medio llena.
ESPAÑA 91| AUSTRALIA 71
España: Rodríguez (2), Navarro (23), L. Angulo (10), Alfonso Reyes (7), Garbajosa (11); Felipe Reyes (13), Raúl López (7), Junyent (10), Jiménez (2), Paraíso (5) y Marco (1). Australia: Maher (11), Rillie (4), Saville (11), Ronaldson (5), Anstey (10); Nielsen (5), Bruton (19), Drmic, Campbell (4) y Egan (2). España jugará hoy la final (20:00, La 2) contra Rusia, que venció ayer a Angola (85-68).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de agosto de 2002