El presidente balear, el socialista Francesc Antich, consideró ayer que la ecotasa se ha estrenado 'sin nigún tipo de conflictividad, ni impacto negativo en los visitantes y los mercados turísticos'. Sólo seis ciudadanos (cuatro ingleses, un alemán y un español) de los más de cuatro millones de turistas que han llegado a las islas desde el 1 de mayo de 2002 y que deben abonar un euro por día por alojarse en hoteles han presentado quejas escritas en instancias oficiales. La causa central fue 'tener que pagar por veranear en un territorio de la UE y por pagar ya suficientes tasas', según fuentes gubernamentales.
Este mes de agosto, la ocupación de los hoteles de Baleares "es prácticamente total", de acuerdo con los portavoces empresariales. El Gobierno balear augura una caída del negocio del 7%, tras varios años de sucesivos récords, porque hay menos visitantes y menos ingresos, debido a la crisis internacional y en especial en Alemania. "La ecotasa [un impuesto destinado a la conservación del medio ambiente] ha entrado con cierta normalidad, con algunas quejas entre los turistas que la pagan", reconoció Ignasi Esteve, vicepresidente de la patronal de hoteleros de Mallorca.
"No hay rechazo entre la clientela visitante, y el conflicto que se quería crear se ha quedado sin carga ni consistencia porque la gente no está en contra del tributo", afirmó Antich, quien invitó a los empresarios hoteleros de las islas a cambiar de estrategia y dejar de actuar "con visión polémica y combativa".
El político del PSOE reclamó "que se capitalice la ecotasa como elemento de promoción y calidad, que se apueste por un elemento de futuro" que "distingue" a Baleares frente a otros destinos. "Hay que recuperar la tranquilidad." "Lo más negativo del tema habrá sido la imagen de tensión y polémica generada adrede desde las islas", añadió Antich.
La patronal hotelera y las principales cadenas consultadas ayer, a la vista de la evolución del turismo, minimizaron el impacto del impuesto en la recesión, por causas principalmente externas a las islas Baleares.
El Tribunal Constitucional levantó a principios de este año la suspensión cautelar de la ecotasa, un novedoso instrumento tributario autonómico que ha sido usado de bandera publicitaria por el poder balear. De hecho es el símbolo político del proclamado cambio medioambiental de la izquierda y los nacionalistas que gobiernan en alianza desde 1999.
La semana pasada, la Comisión Europea dio en la Eurocámara una opinión favorable al impuesto al señalar que no invade los ámbitos de la supuesta doble tributación. El eurodiputado del PP Carlos Ripoll facilitó con su pregunta a la Comisión Europea un argumento a favor del Gobierno que preside el PSOE. Ripoll interpreta que la UE niega que se trate de un impuesto medioambiental y que es sólo un tributo turístico.
La ecotasa se ha neutralizado como arma de agresión entre partidos, empresarios y Gobierno, a la espera de la sentencia definitiva del Constitucional. En la próxima campaña electoral autonómica de 2003, el PP incidirá en la caída del turismo y culpará al Gobierno de Antich de la recesión económica y, de paso, aludirá como causa a la ecotasa.
"La recesión del turismo se debe a un cúmulo de circunstancia y la ecotasa es una de ellas", afirmó Miguel Angel Violán de la cadena Riu, que en Baleares tiene 9.000 camas y que está asociada a la multinacional alemana TUI. Riu cobra a los clientes la ecotasa y por este cargo les abona una compensación en gastos internos, en especial camisetas u objetos de promoción de la firma. "Estamos prácticamente llenos, con tarifas reducidas en un 10%", afirma Riu que, con otras compañías menores o locales, hace firmar a sus hospedados una carta de renuncia a sus derechos para poder asumir la reclamación contra las autoridades y en previsión de una sentencia favorable a sus intereses. Barceló con 6.000 plazas en las islas y Sol Melià con 15.000, dos de las más potentes compañías turísticas españolas, abonan a su cargo la ecotasa sin repercutirla a los clientes, en una medida provisional hasta que termine la temporada.
El Gobierno balear ha programado inversiones con los fondos recaudados por la ecotasa hasta 2004. Este año espera obtener 42 millones de euros en seis meses.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de agosto de 2002