Hace unas semanas miembros de Batasuna se concentraron frente a las sedes del PSE-EE y del PP en Donostia, bajo el lema 'Stop al fascismo'. Verdaderamente si no fuera por lo que se esconde detrás, ustedes serían de circo, de verdadero circo, pues el espectáculo no puede dar menos que risa. ¿Hablar de fascismo, ustedes?, ¿de intolerancia, ustedes? Por favor, no nos den más risa.
Dicen que los socialistas no estaban junto a su sede provincial, pues claro que no. Los socialistas tenemos una tendencia natural, la de trabajar -¿a que no conocen esa palabra?-, y por lo tanto, los que no estábamos de vacaciones nos encontrábamos cumpliendo con nuestras labores institucionales o laborales. Somos así, no nos gusta perder el tiempo. Cuando queremos divertirnos, pues vamos al circo y se acabó. Los espectáculos en la calle también nos gustan, pero los que dan ustedes nos parecen vergonzosos.
Otro día pueden avisar con más tiempo, pues con el lema estamos de acuerdo: hay que parar el fascismo, evidentemente; pero también es evidente que para ello no creo que sea conveniente que ustedes mantengan la pancarta. ¿Quién alimenta la bestia, quién no condena el verdadero y único fascismo existente en esta tierra, que es ETA?
¿De verdad se creen sus propias mentiras y su delirio ha llegado a límites insospechados? Han llegado a tal punto de delirio de declarar ilegales a los Estados español y francés: ¿cuándo declararán institución no grata a la ONU, o al planeta Marte? A tiempo están, háganlo, que ya no nos van a sorprender; o declaren a Arnaldo Otegi rey de la gran Euskal Herria, desde el Volga hasta el estrecho de Gibraltar.
Todas estas concentraciones, según Batasuna, vienen propiciadas por la aprobación en las Cortes Generales españolas (que evidentemente serán instituciones declaradas ilegales por ustedes, nuevos profetas del mundo mundial) de la Ley de Partidos.
Me imagino cómo sería su Ley Vasca de Partidos. ¿Ilegalizarán a todos los que no sepan euskera, a todos los que no canten, puño en alto, el Eusko Gudariak, a quienes tengamos la desfachatez de declararnos no nacionalistas?
En definitiva, déjense de pamplinas y payasadas (con respeto a los payasos) y sorpréndannos por una vez: digan a ETA que deje de matar, condenen la violencia de persecución, vivan en democracia, sean demócratas y tolerantes. Ya sé que se lo he puesto muy difícil a Batasuna, pero, hasta entonces, dejen trabajar a todos los que queremos levantar este país.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de agosto de 2002