En los tiempos que corren, encontrar piso en Barcelona no es cosa fácil. Además de los periódicos y el boca oreja, el tablón de anuncios del Centro de Información y Asesoramiento para Jóvenes (CIAJ) del Ayuntamiento de Barcelona, en la calle de Ferran, sirve desde hace años de sección de anuncios clasificados. Entre un amplio abanico de ofertas y demandas, predominan los carteles de quienes buscan u ofrecen piso.
En agosto, el CIAJ está cerrado por vacaciones. Pero que no cunda el pánico; los usuarios del tablón han improvisado una solución de emergencia: han convertido la cristalera de centro en un tablón de anuncios donde cuelgan sus papelitos. De modo que, a cualquier hora, la acera es un hervidero de jóvenes y no tan jóvenes que toman nota de los teléfonos que aparecen en las ofertas. Pisos y habitaciones para todos los bolsillos, en todos los rincones de la ciudad, para una sola noche, para una semana o para meses, con derecho a cocina, sólo para chicas... para llamar la atención entre tanto mensaje, algunos agudizan el ingenio y, además de vivos colores, acompañan el anuncio de fotos.
Es fácil encontrar a alguien, pertrechado con celo o cinta aislante, que va a colocar un anuncio. Como Asunción, una vecina de Ciutat Vella que alquila una habitación. 'Tanto hablar de la era de Internet, y mira lo útil que puede ser un simple papel pegado aquí', dice con una mano en el carrito de la compra. Ella ni siquiera llega a colgar el anuncio. Apalabra inmediamente la habitación con una pareja de turistas franceses.
Mientras, Liesbeth, una estudiante belga, se está dejando los ojos buscando entre tantos papeles: necesita dos compañeros de piso que hablen español para completar un loft que acaba de alquilar. Roberto, de Perú, necesita urgentemente una habitación, y habla español. '¿250 euros al mes? ¿Con gastos o sin gastos?'. Y así, cada día.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de agosto de 2002