Figo fue al primero que, en el verano de 2000, se trajo Florentino Pérez bajo el brazo para desalojar a Lorenzo Sanz de la presidencia del Madrid. Era el primer fichaje imposible del nuevo dirigente madridista. Y el primer culebrón desde que llegó al cargo, con el Barcelona negando por activa y por pasiva la posibilidad de que una de sus grandes estrellas pudiera vestirse de blanco.
Antes de que se abrieran las urnas, Pérez prometió a los socios que Figo sería jugador del Madrid si llegaba a la presidencia. Lanzó incluso un órdago: 'Si no es así, me comprometo a pagarles la cuota del próximo año'. A 10,2 millones de euros ascendía lo prometido por Pérez en el caso de fracasar.
No fracasó. Figo se vistió de blanco el 23 de julio de 2000. Acompañado de Pérez y de Di Stéfano y enseñando su nueva camiseta con el número 10, se presentó en el estadio Bernabéu ante una multitud de periodistas que no daban crédito a lo que estaban viendo. A cambio, el Barça recibió 69,7 millones de euros. Mientras tanto, Figo aceptaba la pretensión de su nuevo presidente de ceder sus derechos de imagen al club, algo hasta entonces desconocido en España. 'Figo es uno de esos futbolistas que ha nacido para jugar en el Madrid', dijo Pérez con indisimulado orgullo al presentarle en público.
El del portugués fue, en aquel momento, el traspaso más caro de la historia del fútbol. Pero algo menos de un año después, el 9 de julio de 2001, Pérez llegaba de nuevo a Chamartín para enseñarle al mundo entero su última adquisición: Zidane, el jugador que, aseguraban en el Juventus, no abandonaría de ningún modo el club turinés.
Lo abandonó tras otro interminable estira y afloja y se vistió la camiseta con el número 5 del Madrid. Unos 400 periodistas le oyeron decir en su idioma que había llegado el momento de jugar en el fútbol español. En las semanas previas a su contratación, no había ocultado su deseo de convertirse en madridista. Como Ronaldo ahora.
Unos 78,3 millones de euros tuvo que depositar el club blanco en la caja fuerte de la Juve para conseguir su propósito y el del francés. Zidane se convertía en compañero de Figo y le despojaba del título de jugador más caro. El Madrid se hacía además con la mitad de sus derechos de imagen. 'Zidane es uno de esos futbolistas que ha nacido para jugar en el Madrid'. Por segunda vez en menos de un año, Pérez cerraba un discurso con la misma expresión.
Pero los culebrones de Figo y Zidane se quedan en nada comparados con el de Ronaldo. El Inter se ha hartado de negar que su delantero, campeón mundial en Corea y Japón, pudiera marcharse al Madrid. Hasta el último momento, Massimo Moratti, su presidente, ha insistido en que, 'quiera o no', Ronaldo seguiría en Italia, en su club. Los representantes del jugador aseguraban hoy que sí y mañana que no.
El Madrid, mientras tanto, guardaba silencio. Como hizo con Figo hasta que Pérez tiró de él para ganar las elecciones a la presidencia. Como hizo con Zidane.
Ayer, ese silencio fue menos silencio. 'Ha habido una reunión entre los presidentes y hay vía libre para la negociación', se dijo desde el club blanco, una frase que acerca a Pérez a su deseo de cerrar otro discurso con su frase favorita: 'Ronaldo es uno de esos futbolistas que ha nacido para jugar en el Madrid'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de agosto de 2002