Un falso coche bomba frente al FSB, antiguo KGB, cerca del Kremlin, desató ayer la alarma en Moscú. Pero la furgoneta no llevaba dinamita y su propietario era un enfermo mental que blandía un Kaláshnikov falso para que le dejaran entrevistarse con el presidente ruso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de agosto de 2002