La lluvia fue la protagonista del adiós a la Aste Nagusia bilbaína, que se despidió ayer hasta el próximo año con un espectáculo de teatro y música en la Plaza del Arriaga. Concluyó con la tradicional quema de Mari Jaia, el símbolo de las fiestas de Bilbao, que a su vez echa el cierre a nueve días (con sus noches) de diversión, en las que han participado grandes y pequeños.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de agosto de 2002