Sólo en Madrid se han matado en el tajo 71 trabajadores en siete meses. Me pregunto si alguien va a parar esta sangría. También, ¿quién va a hacer homenajes a estas víctimas, quién las llora que no sean sus allegados, quién va a indemnizar a sus familias, qué ministros acuden a sus funerales? Son demasiados los muertos en el trabajo para que todo quede en una fría estadística.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de agosto de 2002