La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha remitido a los ayuntamientos de la cuenca una normativa y medidas de navegación para los embalses de Mequinenza, Riba-roja, Flix y el tramo inferior del Ebro para evitar la proliferación del mejillón cebra, una especie no autóctona que ha colonizado gran parte del tramo catalán del río y que genera problemas al ecosistema fluvial, los regantes, los pescadores y las centrales hidroeléctricas.
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La normativa obliga a desinfectar las embarcaciones que cambien de zona y a instalar puntos de desinfección en los embarcaderos y las barreras que impidan la libre entrada y salida de barcas. Los usuarios de embarcaciones deberán disponer de un carnet que acredite que cumplen la normativa.
La preocupante situación que ha originado la extensión del mejillón cebra en el Ebro, que se calcula que puede haber llegado al embalse de Mequinenza, ha motivado que la CHE haya acordado con las administraciones autonómicas y la Agencia Catalana del Agua la normativa que debe aplicarse, que se aprobará en septiembre. Sin embargo, aún no se ha aclarado quién sufragará los equipos de agua caliente a presión necesarios para limpiar los embarcaderos.
El delegado de Medio Ambiente en las tierras del Ebro, Pere Vidal, asegura: 'Lo importante es que la normativa ya esté en marcha, el resto ya lo acordaremos más adelante'. Por ahora, la CHE se ha puesto en contacto con los ayuntamientos para que difundan la normativa. Vidal recuerda que la situación es preocupante, que la zona inferior del río está 'totalmente infestada' y que erradicar el mejillón cebra 'es muy complejo' porque el uso de determinados productos podría acabar con la vida de los mejillones autóctonos. El delegado considera que la situación pasa por evitar la proliferación y por adaptarse a su existencia, buscando soluciones para minimizar su impacto.
Las plataformas en defensa del Ebro han criticado la escasa celeridad y la falta de medios de las instituciones para evitar la colonización del molusco. Además, insisten en la necesidad de realizar un estudio global sobre la situación del río en todo su caudal, sin divisiones por comunidades autóctonas. Los perjuicios que la infestación del molusco está causando en infraestructuras ha supuesto que las hidroeléctricas pongan en marcha estudios privados para acabar con el mejillón. En el Ebro preocupa también la proliferación de algas, que han supuesto la paralización de la central nuclear de Ascó, y el bajo caudal del río.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de agosto de 2002