En los años 70 se construyó el puerto deportivo Campomanes en la paradisíaca playa del Mascarat en la ladera sur de la sierra de Bernia. Esta actuación, unida a los estragos causados por la piqueta en los diferentes ciclos urbanísticos de expansión-contracción han deteriorado considerablemente la zona.
Esqueletos de hormigón en el litoral, desprendimientos, deficiencias en el suministro de agua son sólo algunos ejemplos del abandono de la zona. Pese a ello, los grandes grupos económicos que actúan en la zona (léase Ballester, Lladró, Julio Iglesias, etc.) continúan construyendo lo que sea y dónde sea. Algo razonable tratándose de iniciativas particulares. Aunque no tan razonable parece la actitud de la Administración de autorizarlo todo. Como colofón de tanto esperpento, se va a acometer la ampliación salvaje del puerto deportivo. Muchas hectáreas de pradera de posidonia van a desaparecer y el deterioro general de la costa es impredecible.
Si grave es que la iniciativa privada vaya a cometer tamaño atentado ecológico, peor resulta el cinismo de la Consejería de Medio Ambiente por aprobar el mismo alegando que la zona ya se encuentra muy deteriorada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de agosto de 2002