Carlos Jiménez (Madrid, 1976) es el chico callado de la selección. Pero en la refriega se crece y se deja oír.
Pregunta. ¿Cuál es su primer recuerdo vivo del baloncesto?
Respuesta. Cuando pasaron por las clases del colegio buscando gente alta para jugar al baloncesto. Yo tenía ocho años y, hasta entonces, jugaba al fútbol.
P. ¿Se dedicó a este deporte por la fama, el dinero, las mujeres?
R. Porque me gustaba, me lo pasaba bien y competía.
P. De no haber sido baloncestista ¿dónde le hubiéramos encontrado?
R. Nunca me lo he planteado, pero quizá, en una facultad de Empresariales.
P. Su mejor viaje fue a...
R. Roma, de vacaciones hace dos años. ¡Disfruté como un enano!
P. A Marte se llevaría...
R. Un traje de astronauta, mi novia, buenos libros y unas cuantas cajas de donuts. ¡Me encantan!
P. Cuando se levanta...
R. Doy gracias por no tener que madrugar y poderme levantar a una hora decente. Después desayuno.
P. Antes de irse a dormir...
R. Pienso en cómo se ha dado el día y en cómo será el siguiente.
P. Cuando está con sus amigos es: el bromista, el gruñón, el simpático, el borde... del grupo.
R. Voy cambiando. Antes, era más callado, me gustaba escuchar. Ahora, procuro hablar más.
P. En vacaciones le gusta...
R. Descansar, hacer tranquilamente lo que no puedo durante el año e improvisar.
P. ¿Cómo se ve el mundo desde arriba?
R. Tan mal como desde abajo. Siempre hay algo que no te gusta.
P. Véndase.
R. Chico sencillo y responsable se ofrece para hacer de casi todo.
P. ¿Le compraría alguien?
R. Yo creo que sí.
P. Del American way of life ¿con qué se quedaría?
R. No les envidio nada.
P. ¿Qué recomendaría a los estadounidenses de la vida española?
R. Poder vivir sin miedo.
P. Este Mundial se recordará...
R. Por ser el Mundial de España y, especialmente, de Pau Gasol.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de agosto de 2002