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CARTAS AL DIRECTOR

Identidades

Me gustó el artículo de Juan José Millás titulado La identidad de una ficción. Hace tiempo leí u oí una frase que decía: 'El que no es nada en este mundo tiene que ser de algún sitio'; yo añadiría: 'O de algún equipo de fútbol'. Es tan difícil saber quiénes somos como para dedicarnos a defender de dónde venimos.

Ya está bien de clasificar a las personas por su procedencia, raza, religión... Todo ello no son más que complementos, añadidos a la persona, que hemos conseguido por casualidad y no por méritos. Dar el único o principal sentido a nuestra vida al hecho circunstancial de haber nacido en un lugar o pertenecer a una privilegiada cuna no demuestra más que poca perspectiva.

Defendamos nuestra cultura, costumbres y aquello que creamos bueno, pero no sólo para nosotros, sino también porque lo es para todo el mundo. La existencia de una cultura o costumbres diferentes a la nuestra enriquece tanto a quien la tiene como a los demás. ¿Se imagina alguien un mundo donde sólo se hablara un idioma, se comieran las mismas cosas y se rezara a un único Dios? A algunos seguramente les gustaría; a mí, no.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de agosto de 2002