La fulminante y lamentable destitución de Manel Vic como speaker del Camp Nou no es sino un síntoma de la política que están llevando a cabo el presidente azulgrana, Joan Gaspart, y su seudojunta directiva. Vic trabajaba desde hace más de 30 años como locutor oficial del Camp Nou, y lo hacía con orgullo, carácter y elegancia, llenando con su voz un campo cada vez más vacío. Y encima lo hacía gratuitamente, por amor al club de su vida.
Vic representaba con su voz una forma sobria, deportiva y respetuosa de entender el fútbol y quizá más cosas. Pues bien: pocas horas antes de comenzar el partido Barça-Estrella Roja de Belgrado, Vic recibió la noticia de que, de momento, ya no haría más de locutor. Se ve que al director general del club, Xavier Pérez Farguell, para justificar su multimillonario sueldo, no se le ocurrió nada más que poner en práctica un nuevo e insulso método de megafonía que, evidentemente, causó estupefacción y malestar entre el público. Lo peor es que la destitución de Vic es sólo el penúltimo despropósito de una junta que va a la deriva, que se aprovecha de nosotros los socios (los únicos propietarios del club) y que intenta hacer creer que es un gran éxito volver a fichar el entrenador que dejó el club en una situación insostenible, echar a un campeón del mundo y no ganar ni un solo título en tres años.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 1 de septiembre de 2002