Quizá vio la cara del vértigo. Quizá Joan Gaspart, presidente del Barça, empezó a pensar en que sería acusado de financiar la marcha de Ronaldo, ídolo en su día del Camp Nou, al Madrid. Y Gaspart debió recordar algo más: que el mismo día en que asumió la presidencia del club Figo se presentaba en el Madrid y que, hace dos meses rescataba, para estupefacción de muchos, a Van Gaal, echado a golpe de pañuelo en 2000. Quizá pensó que no recibiría el perdón. Fuera como fuere, lo cierto es que la directiva azulgrana dio un frenazo inesperado, a las 22.00 horas de ayer, al fichaje de Morientes, del que dependía a su vez la marcha del delantero brasileño al Bernabéu. Poco antes, la operación precía cerrada, pero un portavoz del club fue contundente: "Hay complicaciones importantes. Tenemos una cifra global para pagar el traspaso al Inter y para la ficha del jugador, que solicita más dinero. Pero no nos moveremos".
El Barça intentó cargar las culpas sobre el futbolista, que pidió tres millones de euros al año, una suma similar a la que ganaba hasta ahora en el club blanco. No se sabía anoche la cantidad que el Barcelona le había propuesto a Morientes, pero, posiblemente, le planteó un sueldo fijo más incentivos, la fórmula que aplica a muchos futbolistas del primer equipo. La economía azulgrana pasa por serios aprietos y, por ejemplo, Frank de Boer, aceptó a regañadientes, cuando renovó en junio, ese nuevo tipo de contrato. Xavier Pérez Farguell, director general del club, y los agentes del futbolista, reunidos en las oficinas del club, intentaban anoche acercar posiciones en un acuerdo que parecía imposible. Cerca de las 23.00 horas las negociaciones se daban por rotas.
Todo quedó a expensas de una nota del club, que debía llegar cerca de la medianoche. Y quedaban todas las dudas del mundo. No en balde el mismo Barça anunció el martes, cuando el equipo estaba en Varsovia, que había negociado sin éxito con el Chelsea el fichaje de Hasselbaink y que daba ya la plantilla por cerrada. "La operación no era ventajosa para el club", decía el escueto comunicado. El críptico lenguaje enmascaraba una realidad: los graves problemas financieros del Barça para reforzarse este año. Riquelme, por ejemplo, se pagará en dos plazos; Mendieta está este año en el Barça solo en calidad de cedido y se contrató a Enke porque llegó con la carta de libertad.
El mismo martes apareció la noticia de que Ronaldo podría recalar en el Barça en calidad de cedido, pero casi todo el mundo lo interpretó como una broma. Casi nadie lo tomó realmente en serio. ¿Cómo se podía pagar al brasileño si no había dinero, como reconocían los directivos del club, para fichar a Hasselbaink? La misma sorpresa, rozando la incredulidad, provocó anteayer la información de que Fernando Morientes podía llegar al Barça por el precio de 20 millones de euros. Todo el mundo recordó las palabras del vicepresidente Joan Castells afirmando que cualquier fichaje, no previsto en los presupuestos, supondría generar más recursos atípicos y hacer un "sobreesfuerzo". Pero Gaspart decidió el viernes concretar la operación y el sábado dio luz verde al fichaje de Morientes, quizá estimulado por arrebatar a un jugador al Madrid. Quedó la duda de dónde salía el dinero, pero todo apuntó a que el fichaje se consumaría hasta que, a las 22.00 horas, el club anunció en una nota que las negociaciones con el jugador del Madrid quedaban definitivamente rotas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 1 de septiembre de 2002