'Aquel día estaba trabajando y mirando cuadros en mi casa de Mallorca, en Sa Devesa de Ferrutx. Tenía los teléfonos desconectados y escuchaba a mi amigo el pianista Alain Planés que tocaba a Schubert y Haydn (Ahora le he pintado las portadas del discos con sus versiones de éste último). Ya por la noche comuniqué, tarde, desde París y me preguntaron si había visto lo sucedido en Nueva York y puse la televisión. Cada vez el mundo está más polarizado por Estados Unidos, con el tema del petróleo y la religión como eje y cuestión de fondo. Al sector del arte no sé si le ha afectado particularmente. En un momento de crisis se supone que en el arte se dan las que se llaman inversiones refugio. En las ventas muchas obras han dado precios muy altos después del 11-S. Quizás es un poco descabellado. Justamente bajo el dominio de esta especie de prepotencia americana, con aspectos increíbles. A nosotros, a Europa, nos atrapa en medio, desubicados'.
Miquel Barceló es artista.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 1 de septiembre de 2002