El brote de legionela de Mataró demuestra, una vez más, que algunas inspecciones que lleva a cabo el Departamento de Sanidad de la Generalitat de Cataluña son incorrectas. Es preocupante, además, que estas incorrecciones puedan tener consecuencias graves y afectar la salud (y la vida) de las personas.
En el Gobierno catalán cada vez hay más cargos específicos de responsabilidad que reciben importantes salarios; es curioso que este aumento de personal cualificado se corresponda con un claro aumento también de las deficiencias de gestión de este Gobierno. ¿Para qué sirven tantos técnicos si a la hora de la verdad éstos no son rigurosos?
Cuando pasa cualquier cosa, todo el mundo corre a buscar y enseñar sus papeles, demasiadas veces se justifican los hechos con una serie de papeles que algún inspector ha firmado en positivo, demasiadas veces también se nos demuestra que hay que cuestionar la validez de estas firmas porque no es razonable que, precisamente, la mayoría de las veces falle algo que ya ha sido inspeccionado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de septiembre de 2002