Morientes salió a calentar y una ovación cerradísima lo recibió desde los cuatro costados del Bernabéu. "¡Morientes... Morientes... Morientes...!". Nunca le habían gritado con tanta coordinación los hinchas de Chamartín. Pero anoche -Ronaldo estuvo viendo el encuentro desde el palco- la gente encontró motivos para hacerlo.
La humillación que sufrió el delantero extremeño en los últimos días, cuando el Madrid lo intentó vender al Inter y el equipo italiano lo rechazó, o cuando lo quiso vender al Barcelona y el club catalán lo utilizó para intentar frenar la contratación de Ronaldo, hundieron al jugador. "Ha sufrido mucho", dijo ayer Helguera; "ya te digo".
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El capitán del Madrid, Fernando Hierro, comentó después del partido que Morientes estaba emocionado: "Le vendrá muy bien el apoyo que le ha demostrado la gente para salir adelante".
Recluído en el banquillo por detrás de Guti, medio despreciado por las altas instancias del club en la constante comparación con Ronaldo, Morientes se sintió algo reconfortado cuando saltó al campo en el segundo tiempo. Participó mucho en el juego aéreo y estuvo cerca de marcar. Pero el balón que le pasó su amigo Raúl fue interceptado por McManaman, que metió el segundo gol del Madrid. Preguntado por el jugador, el técnico, Del Bosque, fue breve: "Esta noche se ha demostrado que es del Madrid".
La segunda ovación se la llevó Esteban Cambiasso, que ayer debutó en la Liga. "Ha estado a gran altura", lo elogió Del Bosque. "Nos viene bien por su inteligencia, a pesar de su edad [21 años] está totalmente hecho y aporta muchas cosas al equipo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 3 de septiembre de 2002