Javier Imbroda no quiere hablar de revanchas a pesar de la contundencia del resultado de ayer ante Turquía y de sus precedentes. Tendría motivos, pero prefiere observar los acontecimientos, la cuarta victoria española en otros tantos partidos, Turquía desde otra perspectiva. "Ya estamos en cuartos de final y una vez zanjado este objetivo, nuestra mentalidad no debe tener límites", dice el seleccionador. "A esta selección hay que darle rienda suelta. Hay que seguir soñando".
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Hace justamente un año, Imbroda el seleccionador pasó uno de sus peores tragos de su carrera como técnico. Fue en el Europeo que precisamente se jugó en Turquía, donde debutaba como seleccionador en un gran torneo. No habían pasado seis minutos y fue expulsado del banquillo en un partido de lo más tenso que acabó ganando el equipo turco. Ayer la historia fue totalmente diferente. Fueron los turcos los que se pusieron frenéticos y se ganaron a pulso cuatro faltas técnicas. "El vestuario ha vivido el triunfo desde la tranquilidad. Estábamos muy concentrados, con la intención de no entrar en su juego. Pensar en una venganza por lo del año pasado nos hubiera alterado", cuenta Imbroda, preocupado por los problemas físicos de los hermanos Reyes, Alfonso con lumbago y Felipe que ayer se resintió de una lesión.
La defensa que está practicando la selección española recibe cada vez mayores elogios. Hoy precisamente será puesta a prueba por uno de los equipos que practican un estilo más ofensivo, el de Puerto Rico. Cuenta, además, con un tirador que está causando sensación, Elías Ayuso, que ha logrado nada menos que 22 puntos ante Turquía, 37 ante Líbano y 31 ante Brasil con una serie total de 19 aciertos en 32 lanzamientos triples.
Se le preguntó a Imbroda sobre la posibilidad de que la defensa española pueda repetir hoy una hazaña como la de ayer dejando absolutamente seco, a cero, al máximo cañonero turco Kutluay. "Es anormal y extraño que un gran jugador como él no anote", manifestó el seleccionador español. "Lo más normal, en el mejor de los casos, es que una buena defensa pueda reducir los porcentajes de esta clase de jugadores pero es muy difícil impedirles que anoten".
El caso de Ayuso, un jugador muy peculiar, que porta grandes tatuajes en sus grandes bíceps, es muy especial. A sus 25 años, tras formarse en Nuevo México, parece llegar al nivel que hasta ahora no le había permitido pasar de un segunda división italiano y de actuar en la liga de Puerto Rico. En el último partido de la temporada portorriqueña anotó 53 puntos, pero sus promedios en el campeonato suramericano eran más bien discretos. En el Mundial está en vena.
Ahora muchos equipos empiezan a interesarse por este alero, que tiene fama de trabajar de manera incansable y que tras cada entrenamiento lanza 300 tiros a canasta. Uno de los equipos que se han sentido atraídos por su progresión es Utah Jazz, que le ha invitado a participar en un campus, uno de los posibles trampolines para entrar en la NBA.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 3 de septiembre de 2002