El primer ministro británico, Tony Blair, advirtió ayer de que la política de contención no ha funcionado en Irak y las democracias occidentales no pueden ignorar la amenaza que representa el régimen de Sadam Husein. "Si alguna lección podemos extraer del 11 de septiembre es la importancia de no esperar a que se materialice la amenaza, sino de atajarla en cuanto se presentan señales delante de nuestros ojos. Hay que solucionar el problema antes, no después", dijo el primer ministro en un encuentro con la prensa en Sedgefield, sede de su distrito electoral en el norte de Inglaterra.
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En su primera intervención pública sobre el contencioso iraquí, Blair aseguró tener pruebas de que Bagdad "adquirirá, si puede, armamento nuclear", pero mantuvo la línea oficial de que aún no se ha tomado la decisión de lanzar un ataque unileral y preventivo contra Irak. "Cómo resolvemos el problema [de la amenaza] es una cuestión abierta; que debemos atajarlo, no lo es. Pero lo resolveremos con firmeza y con un debate apropiado", señaló.
Blair aceptó la conveniencia de actuar con "el más completo" respaldo internacional posible y ofreció garantías de que una acción armada se llevará a cabo dentro de la legalidad. Se comprometió igualmente a publicar "en las próximas semanas" un documento con pruebas sobre la capacidad y programa bélico del presidente iraquí.
Sin llegar a declarar el derrocamiento de Sadam entre los objetivos británicos, el primer ministro avaló en sus respuestas a la prensa esta propuesta que parte de EE UU. "O el régimen [iraquí] comienza a funcionar de una forma completamente diferente, de lo cual no tenemos ninguna señal, o el régimen debe cambiar. No hay otra elección", advirtió.
Blair aseguró que Irak almacena ingentes cantidades de armas químicas y biológicas que los inspectores de Naciones Unidas no pudieron controlar al ser expulsado del país. Por ello, dijo, no hay espacio para la negociación respecto a las resoluciones de la ONU que Sadam se niega a respetar desde hace diez años. "Tiene la obligación de permitir el retorno de los inspectores, en cualquier momento y a todos los lugares [del país]", advirtió.
Blair rompió su largo silencio en la cuestión iraquí y aprovechó la ocasión para justificar y brindar abiertamente su apoyo a la Casa Blanca. El presidente Bush, defendió, está actuando de una "forma calmada y mesurada" y Estados Unidos, añadió, no debe quedar aislado frente a una amenaza que compete a todo el mundo. "Debemos enfrentarnos juntos al problema", dijo.
Por otro lado, la UE estudia presentar este mes bajo iniciativa de británicos y franceses una resolución en el Consejo de Seguridad exigiendo a Irak el regreso sin condiciones de los inspectores de desarme de la ONU en un plazo de dos meses, indican fuentes diplomáticas europeas. La idea será discutida por los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión durante la reunión que tienen previsto celebrar a mediados de septiembre en Nueva York con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, coincidiendo con la apertura de la sesión anual de la Asamblea General de Naciones Unidas.
Por su parte, el antiguo jefe de los servicios de inteligencia militar de Irak, general Wafik Samarrai, exigió ayer a Sadam que dimita "para evitar la destrucción de Irak". Samarrai, refugiado en Londre, propuso como presidente provisional al actual ministro de Defensa, general Hachem Ahmad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de septiembre de 2002