Este agosto me han comentado que quieren construir un velódromo en Palafrugell. Si quieren, les regalamos el deficitario de Horta, que hace años que no funciona a pesar de que somos unos cuantos ciclistas en Barcelona. Hace 30 años que veraneo en Palafrugell, soy aficionado al ciclismo, tanto de carretera como de montaña. Además del beneficio físico que comporta como cualquier deporte, otro aspecto positivo del ciclismo es el hecho de poder gozar de los diversos paisajes y colores que se puede encontrar a lo largo de los maravillosos caminos y carreteras secundarias del Empordà. El colectivo de la bicicleta de carretera no llega al 6% del total del mundo del ciclismo, y de este pequeño porcentaje, muchos aficionados no se pondrán nunca a dar vueltas y más vueltas en un pequeño y aburrido recinto cerrado. Suerte ha tenido el mundo de la bicicleta de la aparición de la modalidad de montaña.
Quizá deben tener una gran tradición ciclista en Palafrugell, que desconozco, por haber escogido de entre todas sus prioridades, gastarse el dinero público en un velódromo. Supongo que ya tienen previsto arreglar el camino de ronda y los antiguos barrios donde las farolas se caen, las calles están llenas de agujeros, no hay estacionamiento para los coches, etcétera.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de septiembre de 2002