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Crítica:CRÍTICAS

Milenarismo y puñetazos

Si hay algo que no se le puede negar a quienes velan por la carrera artística, es un decir, de Jean-Claude van Damme, de profesión sus acrobacias, es su inalterable vocación a meterlo en cualquier tipo de situaciones, ambientes y tiempos históricos, con el sano fin de que, varios revolcones y muchos puñetazos después del comienzo de cada peripecia, las cosas vuelvan a su cauce gracias a sus talentos. La última trasmutación del belga se llama The Order, remite astutamente a la última entrega de Indiana Jones (ya saben, hijo aventurero y padre arqueólogo en apuros enfrentados a totalitarios de variado signo) y tiene un ligero aroma a panfleto proisraelí, todo sin olvidar lo que de verdad importa a los incondicionales: mucha persecución, porrazos y ritmo febril, sin pedir, faltaría más, mucho talento a la hora de poner una tras otras las secuencias que componen su metraje. Basta con que el ruido impida pensar, y listo.

THE ORDER

Director: Sheldon Lettich. Intérpretes: Jean-Claude van Damme, Charlton heston, Sofia Milos Género: aventuras, EE UU, 2001. Duración: 105 minutos

Es, por tanto, un filme a medias honesto: no engaña en cuanto a su cometido final, que los fans pasen el rato; pero no puede evitar la utilización siniestra de unos escenarios, la Jerusalén de nuestros días, y remotas evocaciones milenaristas que no harán ni pizca de gracia a ningún ciudadano consciente de lo que se cuece hoy por aquellas regiones. Pero no exageremos: tal vez baste sólo con decir que The Order es una pavada cuyo consumo debería quedar rigurosamente restringido para espectadores nada exigentes o para amantes de otoñales, fantasmales presencias de actores que han vivido tiempos mucho mejores: Charlton Heston o Ben Cross, a quienes resulta casi sonrojante ver metidos en estas harinas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de septiembre de 2002