El caso Ronaldo, o mejor dicho el caso Morientes que se estableció de forma paralela en el transcurso de las negociaciones, abrió una peligrosa herida en el Real Madrid: el enfrentamiento entre Raúl y el presidente del club, Florentino Pérez, según desveló ayer la Cadena Cope. Al margen de las declaraciones de Fernando Hierro reprochando al club que tratase a Morientes como "una mercancía", que ya escocieron en la dirección, un incidente que ocurrió el lunes durante la disputa del Real Madrid-Espanyol acabó por encolerizar al presidente. El Madrid tenía previsto ofrecer el trofeo de la Supercopa a su afición, con el pertinente pasillo del equipo rival y la vuelta de honor. Pero el acto no se llevó a cabo por un plante de los jugadores. En el club culpan del mismo a Raúl, al que, según la Cope, se le escuchó decir "yo no me siento de este equipo, no quiero recibir más trofeos en nombre de este club".
El protagonista indirecto del terremoto, Morientes apareció ayer ante los medios de comunicación decidido a no levantar más polvareda. Cuidó sus palabras con mimo para que no dejaran arañazo alguno, se estableció sereno y frío, y hasta se concedió muecas de persona feliz. Pero sin exagerar, midiendo su discurso. "Voy a poner cara de serio porque van a decir que estoy muy contento", le confesó al oído al jefe de prensa de la selección, convencido de que los altavoces no escuchaban aún, segundos antes de comenzar su actuación.
"Bien, estoy muy bien", avanzó. "No lo he pasado mal para nada. Sigo siendo un afortunado porque hago lo que realmente me gusta. Esto entra dentro del mundo del fútbol. No me he sentido mal en ningún momento. He tenido la incertidumbre de no saber qué pasaría al final, pero ya ha terminado. Estoy tranquilo y satisfecho. No me arrepiento de nada. A ser feliz un año más en el club".
Morientes agradeció, en todo caso, a quienes se lanzaron en su defensa, desde los compañeros que reprocharon al club el trato hasta la niña que, enterada como media humanidad de los pormenores de la negociación, le recibió en Atenas con un ramo de flores. "La gente se ha comportado muy bien conmigo. Y lo agradezco. Pero también de eso intento apartarme. Por encima de todo está la profesionalidad".
Oferta verídica
Aseguró que nunca se sintió tratado como "una mercancía", sino como "un profesional", agradeció el comportamiento del Madrid por tenerle informado al detalle del estado de las negociaciones y afirmó con rotundidad que la oferta del Barcelona fue "verídica", que no se trató de una burda estrategia. "Las posiciones, además, no llegaron a estar muy lejos".
"No he cerrado la puerta", añadió, "a ninguno de los equipos que preguntaron por mí, pero nunca me vi con otra camiseta. Sabía que todo dependía de una firma y, aunque siempre pueden pasar muchas cosas, me vi en todo momento en el Madrid. Unas veces con mayor o menor interés, pero siempre".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de septiembre de 2002