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La policía israelí intercepta una furgoneta con 600 kilos de explosivos

Las fuerzas de seguridad israelíes desbarataron ayer el que podía haber sido el atentado terrorista de mayor envergadura desde que comenzara la Intifada, que sin duda hubiera causado importantes repercusiones sobre el terreno. Una unidad de la Policía Nacional interceptó dos vehículos -una furgoneta que contenía más de 600 kilos de explosivos y un turismo que probablemente iba a ser utilizado en la huida- en una carretera secundaria por la que se desplazaban desde Cisjordania en dirección a la ciudad de Hadera (al norte de Tel Aviv).

Además de los explosivos, que fueron detonados de forma controlada por los artificieros, la policía encontró un contenedor con combustible y otro con metales, lo que hubiera hecho más letal si cabe la carga, que aparentemente hubiera sido detonada a distancia mediante un teléfono móvil.

De haberse consumado este intento de atentado, que además hubiera coincidido con las fiestas de Rosh Hashaná, el año nuevo judío, el plan Gaza y Belén Primero hubiera asimismo saltado por los aires, postergando más todavía la retirada del Ejército israelí de las seis ciudades autónomas cisjordanas que mantiene reocupadas.

Anoche, helicópteros israelíes atacaron con misiles un taller situado en un campo de refugiados de Gaza causando varios heridos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 6 de septiembre de 2002