El sindicato nacionalista ELA, mayoritario en Euskadi y punta de lanza del soberanismo y del Pacto de Lizarra, considera que la ilegalización de Batasuna forma parte de una 'estrategia política' pactada por el PP y el PSOE y cuyo fin es imponer 'un modelo de Estado que niega cualquier realidad nacional distinta a la española'.
Empleando la misma expresión que Arzalluz, la central afirma que se está utilizando la lucha antiterrorista para implantar en el País Vasco un 'estado de excepción de hecho', por lo que califica de 'suicidio político' que las instituciones vascas ejecuten, 'en aplicación de la legalidad vigente', decisiones del Estado que sus dirigentes 'y gran parte de la sociedad [vasca] consideran erróneas, contrarias a principios democráticos y gravemente perjudiciales'.
El Comité Nacional de ELA, reunido en Bilbao, señala que 'la ofensiva del Estado contra nuestro pueblo' sitúa al 'movimiento soberanista' representado por Lizarra ante 'una encrucijada', que, sin embargo, puede convertirse en una 'oportunidad' para superar errores y contradicciones.
El sindicato que lidera José Elorrieta aboga por 'activar' el proceso soberanista (entendido como la consecución de la independencia de forma gradual) implicando en él a la sociedad y estableciendo 'un acuerdo de mínimos sobre fines y medios'. Para ello, reitera la necesidad de que ETA desaparezca ('la acción armada debe quedar excluida', dice concretamente), al tiempo que advierte que no ve que dicho proceso 'pueda avanzar sin confrontar con el Estado y sin asumir, por tanto, la posibilidad de la pérdida del estatus institucional y hacer frente a la amenaza de retirada de las esferas de poder otorgadas'.
ELA, que tiene una gran influencia en el mundo nacionalista y se adelantó a declarar 'muerto' el Estatuto de Gernika en 1997, critica la falta de contundencia de 'determinados representantes' del Gobierno vasco frente a lo que juzga 'amenazas del Gobierno español' sobre el ultimátum acerca de transferencias pendientes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de septiembre de 2002