Personalmente, me ofende la presencia de los Reyes de España en la boda de la hija de Aznar.
También me ofende que la televisión retransmita en directo el enlace como si se tratara de la boda de una Infanta.
En tiempos de austeridad y recorte de prestaciones a los parados, semejante pompa es un insulto.
¿Cuánto nos cuesta a cada español el despliegue de fuerzas para cubrir el evento?
El empleo de recursos públicos en acontecimientos privados, tales como bodas o llegadas de jugadores de fútbol, simplemente es vergonzoso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 7 de septiembre de 2002