La renta variable estadounidense ha cerrado con pérdidas superiores al 2,5% ante la falta de optimismo que los indicadores económicos y las noticias empresariales muestran en el medio plazo. Sin embargo, esta semana hemos conocido datos dispares: en el lado negativo, el índice de confianza empresarial ISM introducía nuevas dudas acerca de las perspectivas de demanda en el corto plazo, mientras el repunte en el mercado de trabajo ponía el toque positivo y animaba al mercado en en la sesión del viernes. En el terreno empresarial, las dudas continúan de manera más significativa en el sector tecnológico: Intel rebajaba sus previsiones. Por otra parte, las cesiones generalizadas de los índices desde el pasado 22 de agosto, unido a la preocupación del sector bancario, ya de por sí perjudicados, han arrastrado al Nikkei a mínimos de 1983.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 8 de septiembre de 2002