Como usuario de los autobuses de Barcelona, no alcanzo a explicarme la política que se sigue sobre el aire acondicionado. A veces está en marcha y otras no. Incluso en el mismo autobús, el mismo día, con pocas horas de diferencia, me he encontrado sudando o cerrándome la camisa. He tratado de encontrar algún parámetro objetivo, algún criterio, pero me ha sido imposible. No depende de la cantidad de gente ni del horario, por lo visto. ¿Quién regula el funcionamiento o no del aire?, ¿y la temperatura? ¿El conductor?, ¿la empresa?, ¿a petición de los viajeros?, ¿por sorteo? Les tendré informados de mis pesquisas (si sobrevivo a los cambios de temperatura).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de septiembre de 2002