El gran día de los modestos

Desde que hace dos años se implantara el partido único, la Copa no ha hecho otra cosa que sembrar el pánico entre los grandes en las dos primeras rondas, las que se juegan con ese modelo. Ningún club de peso se ha librado de la escabechina. En la temporada 2000-2001, cinco equipos de Primera cayeron en la primera eliminatoria, entre ellos el Real Madrid (frente al Toledo), y siete en la segunda. La pasada campaña salieron despedidos un total de 13 conjuntos, ocho en los dieciseisavos de final y cinco en octavos, con el Barça, que cayó en Figueres, como el más ilustre de los eliminados. Esta temporada sigue el mismo camino. El Villarreal ha sido la primera víctima, al perder por 2-1 en Alicante frente al Hércules, de Segunda B, que entrena Felipe Miñambres.

Corralejo-Deportivo.

"Creo que en la ONU, Kofi Annan está más preocupado del Corralejo-Deportivo que de la crisis de Irak". Molesto con el sistema de competición y con los reproches a su equipo por no querer jugar hoy en el campo de hierba artificial del Corralejo, el entrenador del Depor, Irureta, se refugió ayer en la ironía. Por segunda vez en pocos meses, el club gallego se ha granjeado la enemistad de un equipo de Segunda B. En la anterior Copa, el Depor ya se negó a disputar una eliminatoria en el terreno artificial del Hospitalet, que se retiró de la competición en señal de protesta. Ahora le ha tocado al Corralejo de Fuerteventura, con mayor daño para el club canario: como en su isla no hay ningún terreno de hierba natural, el partido se jugará en el Insular de Las Palmas. El Corralejo contaba con la mejor taquilla de su historia, porque en Fuerteventura viven cerca de 20.000 gallegos que se han unido al club canario en sus quejas por la actitud del Deportivo. Al Depor, sin embargo, lo ampara el reglamento. "Me duele no jugar en Corralejo, pero no es mi culpa", sostiene Irureta, el técnico del vigente campeón, que en los próximos nueve días se pegará una paliza de consideración al viajar sucesivamente a Canarias, Pamplona y Múnich. Total: 12.000 kilómetros.

S. S. de los Reyes-Real Madrid.

A diferencia del resto de los equipos grandes, el desplazamiento del Madrid es mínimo, apenas a unos kilómetros de la capital. En esta edición el conjunto blanco debuta ante un tercera, el San Sebastián de los Reyes, la mayoría de cuyos jugadores acudirán al partido directamente desde sus puestos de trabajo. El club, que tiene el presupuesto más bajo de la categoría (240.000 euros) ha instalado unas gradas supletorias en su estadio para triplicar su aforo y llegar a los 6.000 espectadores.

Novelda-Barça.

Quizá porque el recuerdo de lo ocurrido en la pasada edición del torneo sigue presente, Van Gaal aseguró ayer que, siempre que sus jugadores lucharan, estaría dispuesto a perdonar una derrota. El técnico holandés dijo no entender que algunos equipos, en clara referencia al Depor, que no ha aceptado jugar en césped artificial - "dentro de tres años todos los campos serán así", vaticinó-, pero sí emitió su particular queja respecto al hecho de que los equipos de superior categoría actúen fuera de casa: "Así no hay juego limpio". En el Novelda se tiene muy presente que el equipo eliminó la pasada campaña a dos primeras: al Valencia (aunque en este caso fue por alineación indebida del rival) y al Las Palmas.

Nástic-Valencia.

Con cinco de los jugadores de su plantilla (Cañizares, Ayala, Djukic, Carboni y Sánchez) disputando amistosos en China, el Valencia se mide al Nástic, un equipo recién descendido a Segunda B, que la pasada campaña le complicó las cosas al Madrid en la tercera ronda. Quizá por ese antecedente, Rafa Benítez, técnico del campeón de Liga, no ha dudado en calificar al cuadro tarraconense de "gran equipo".

Lanzarote-Atlético.

"El rival es un hueso", declaró sin rubor Luis Aragonés al llegar a la isla canaria al frente de la expedición rojiblanca. El Lanzarote volverá a ver las gradas de su estadio repletas, como ya ocurriera en el pasado ejercicio, cuando en las dos primeras rondas le tocó en suerte el Tenerife (al que vapuleó con un histórico 5-1) y el Real Madrid, que fue quien le apeó del torneo. Al revés que el Depor, el Atlético sí ha dado el visto bueno para jugar en césped artificial.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de septiembre de 2002