El Plan Energético, que el Gobierno tiene previsto aprobar en el próximo Consejo de Ministros, contempla una inversión de 7.000 millones de euros en generación, por parte de las eléctricas, hasta alcanzar una potencia instalada de 79.000 megavatios, frente a los 37.000 actuales. La práctica totalidad de los nuevos proyectos serán centrales de ciclo combinado en las que el gas natural actúa como energía primaria. En este plan, cuya aplicación está prevista a lo largo de la próxima década (entre 2003 y 2011), el Gobierno define las prioridades para el sector al estilo de los planes energéticos nacionales de anteriores legislaturas.
El proyecto, que se dará a conocer previsiblemente el próximo viernes día 13 de septiembre, fue entregado anteayer al Gobierno por la Comisón Enegética Nacional (CNE). El organismo regulador introdujo las últimas modificaciones, tras las alegaciones propuestas por los gobiernos autonómicos.
La salida a la luz del plan energético para 10 años confirma la idea de que el modelo de liberalización español apuesta por un parque de generación en el que los costes variables primen sobre los costes fijos. Es decir, el futuro está en los ciclos combinados, cuyos costes de instalación son insignificantes comparados con los esfuerzos que fueron necesarios para construir las centrales nucleares en los años setenta. Las compañías eléctricas aligeran por primera vez el peso de sus grandes inversiones históricas, que se ha presentado como la causa de los importantes desequilibrios del sector.
El documento confirma, además, el fin anunciado del uso del carbón y del fuel, y el estancamiento del parque nuclear.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de septiembre de 2002