Un cuarto de siglo ha transcurrido desde que en nuestra Constitución se estableció la plena libertad de expresión de pensamientos, ideas y opiniones, (...) sin ningún tipo de censura previa. (Artículo 20).
Es posible que el ex alcalde de Hornachuelos y la actual alcaldesa, ambos del PSOE, respeten el derecho a la libertad de expresión si ello, a ellos, no les perjudica. Cuando no les gusta lo que se escribe aparece la otra cara del PSOE, de nefasto recuerdo en sus 13 años de gobierno.
En la revista municipal de Hornachuelos, anual, se me publicaron siete artículos que no gustaban nada al ex alcalde, en seis de ellos, no sin antes intentarlo todo para que tales artículos no se publicaran. En cuanto a la actual alcaldesa, no le gustó el del pasado año y, asimismo, hizo lo imposible por evitarlo, aunque, al final, se publicó.
En el presente año, la alcaldesa quiso superarse y desatendiendo 'razones válidas', ordenó que no se publicara. Algunos socialistas, afortunadamente minoritarios, se creen que llegar a la alcaldía es un cheque en blanco para hacer y deshacer en aquello que no les agrada y, en este caso, la alcaldesa, sin el menor rubor y sensatez política, toma el atajo de la arbitrariedad y el abuso de poder, coartando esa libertad de expresión a la que todo ciudadano tiene derecho. Con ello se ha manchado ese siglo de honradez del que presumen. ¡Alcaldada consumada!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de septiembre de 2002