La ONU 'sigue teniendo una posición única' para ser el foro de la gran coalición llamada a derrotar el terrorismo. En la conmemoración de los atentados del 11-S, que dejó ayer en suspenso una Asamblea que más que General parece este año centrada exclusivamente en el debate de los planes estadounidenses de atacar Irak, el secretario de la ONU, Kofi Annan, puso empeño en afirmar el principio citado, que cuestiona las intenciones expresadas por el presidente norteamericano, George W. Bush, de proceder contra Sadam Husein incluso sin mandato de la organización internacional.
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Annan reafirmó ayer el papel imprescindible de la ONU en una intervención ante el Consejo de Seguridad, donde manifestó que, durante el año transcurrido desde los atentados, ha quedado demostrada la importancia de mantener 'la coalición internacional más amplia posible' y de que la lucha antiterrorista cuente con una 'legitimidad internacional global'. 'Hoy es una jornada para recordar el espíritu de unidad que se apoderó del mundo aquel día, de Nueva York a Teherán, a Berlín o Pekín, frente a un horror inimaginable', reiteró el secretario en el duelo convocado en uno los jardines de la sede neoyorquina de su organización.
Annan habló ante algunas docenas de dignatarios y varios centenares de funcionarios congregados entre símbolos tan dispares como el San Jorge lanceando un dragón con cuerpo de misil que decora el jardín de la ONU, o la torre dorada de Donald Trump que lo flanquea por el oeste. Un bullicio cotidiano procedente de Manhattan venía a minar la solemnidad del acto.
Entre las personalidades, sentado junto al ministro cubano de Exteriores, Felipe Roque, el alto representante de la UE para la política exterior, Javier Solana, se mostraba esperanzado en que los Quince logren una posición común, en la línea sugerida por Annan, para cuando se entrevisten con el secretario de Estado, Colin Powell, en Nueva York, mañana viernes. En pocas horas, Europa se ha mostrado dividida entre la oposición total de Alemania a cualquier intervención contra Irak, la petición de Francia de que se actúe con mandato de la ONU y la disponibilidad expresada por España e Italia a apoyar a Bush en cualquier caso.
La ministra española de Exteriores, Ana Palacio, uno de los pocos representantes nacionales de su rango que acudió al homenaje organizado ayer por Annan, insistió en que lo importante es que tanto ella como el presidente José María Aznar son partidarios de que 'se respete la legalidad internacional' y se 'agoten hasta la extenuación las vías diplomáticas' para que Irak permita 'la entrada sin condiciones, ni subterfugios ni posibilidades de desviación' de los inspectores de la ONU. Pero puntualizó que el uso de las bases militares de Rota y Morón no está condicionado por ningún pronunciamiento internacional, ya que se enmarca en 'una legalidad bilateral' hispano-estadounidense. Las bases españolas y turcas serán fundamentales si la operación norteamericana se lleva a cabo. Palacio se reunió ayer con su homólogo turco, Sükrü Sina Gürel. La ministra precisó que sólo hablaron de la aspiración turca a ingresar en la UE, y no del posible ataque a Irak.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de septiembre de 2002