En Cataluña cada vez hay más gente que cobra salarios más bajos. Más ciudadanos que no pueden llegar a final de mes. Concretamente, el 27,3% de los trabajadores cobran menos de dos tercios del salario medio. Es decir, un salario tercermundista, muy poco europeo, a pesar de que ahora casi todos los ciudadanos de la Unión Europea tenemos la misma moneda. Estos datos tan poco positivos para un país de clases medias como Cataluña, donde el obrero en general siempre se había ganado bien la vida, proceden de un estudio elaborado por la Fundación Jaume Bofill (nada sospechosa de izquierdismo o de filomarxismo) en el que, además, se dicen dos cosas muy interesantes: que desde que gobierna el PP esta tendencia a la desigualdad salarial se ha incrementado y que el crecimiento económico ha actuado contra un crecimiento más justo de los salarios.
Ante esta situación, hay una cuestión clarísima: que aquí y ahora falla estrepitosamente la redistribución de la riqueza. Es decir, que el sistema de impuestos directos e indirectos no es justo ni sirve para equilibrar el país y que las denominadas 'reformas laborales' no son más que contrarreformas regresivas que hacen más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de septiembre de 2002