Terminó el Tour casi en agosto y sus héroes no podían dar dos pasos seguidos. Reposo, reposo, reposo. Los técnicos del ONCE-Eroski, un equipo grande pero, en la práctica, por lesiones o bajas formas, limitado, no tuvieron más remedio, como en 2001, que dejar descansar a sus corredores en agosto: necesitaría a seis de ellos para la Vuelta, y no sólo a los líderes, Beloki e Igor, también a Serrano, Azevedo, Jacksche y Pradera. Y los necesitaría frescos. Empezaron la Vuelta ganando el prólogo por equipos y disfrutando cinco días más del liderato. Hasta ayer, en que, en la segunda etapa de montaña, empezaron a perder posiciones por todos lados. Y dijo Manolo Saiz, su director y teórico: 'Los corredores no van porque no encuentran el golpe de pedal. A lo mejor nos falta competición, ritmo de competición'. Una frase que resume el dilema imposible: si compiten después del Tour para mantener el ritmo, llegan cansados a la Vuelta; si no compiten, no llegan. Quizá lo mejor sea no hacer el Tour si se quiere ganar la Vuelta.
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Añadió Saiz que no hay disculpa posible, que las cosas son como son, que la rodilla de Beloki no importa, que no hay nada insalvable y que la cosa parece que le sonríe a Heras, que aún tiene por delante el Angliru para hacer más diferencias. Su rival, y ayer colega en el desconcierto, Eusebio Unzue, director del iBanesto.com, fue bastante más claro. 'La cosa está entre Heras, Sevilla y Simoni, los tres escaladores que marcan las diferencias', dijo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de septiembre de 2002