El secretario general del PP en Andalucía, Antonio Sanz, ha advertido a los sindicatos mayoritarios. Les previene diciéndoles que cometen un error y pierden credibilidad si se dedican a hacer política. Las razones no son otras sino las de que los secretarios regionales de CC OO y UGT, Julio Ruiz y Manuel Pastrana, han declarado que quieren perjudicar al PP en las urnas, por la política antisocial que practica con los trabajadores. Es una advertencia, la de este secretario general, que no parece que, desde el punto de vista del resultado que den las urnas en las municipales y las autonómicas, tenga mayor importancia. Ya se encarga el propio secretario general, con la inestimable ayuda de Teófila Martínez, de colocar al PP en su sitio, sin que el resto de partidos políticos precisen de la ayuda de los sindicatos en este menester, aunque siempre les pueda venir bien.
Claro que, urnas al margen, no parece que la advertencia tenga mucha justificación. Una de las obligaciones fundamentales de los sindicatos es la defensa de los intereses sociales de los trabajadores. Unos intereses que están muy dañados con la entrada en vigor del decretazo, ya que afecta negativamente a la protección del desempleo, como sabe cualquiera que lea el RD, y como ha destacado el presidente del Consejo Económico y Social en uno de los cursos de verano. Si también sigue incrementándose el paro y cinco trabajadores pierden la vida todos los días en sus puestos de trabajo, a pesar de las leyes de prevención dadas por el PP, los sindicatos no pueden permanecer indiferentes ante esta política antisocial y de prevención. Es razonable, pues, que, en el marco de sus obligaciones, se opongan a un partido político cuya forma de actuar es cada vez más parecida a la de un Bush que, al igual que quiere actuar al margen de la ONU salvo que se pliegue a sus intereses, también ha enterrado el diálogo social, por idéntica razón.
Si, además de estas declaraciones, aparecen las de Antonio Ortega -el consejero- y dice que prefiere una Administración eficaz aunque haya dos casos de corrupción al año, es fácil comprender que a algunos sólo les interesa Madrid, y el cortijo. Todo un ejemplo de hacer política y de gobernar subordinando ética a eficacia. Un lujo para Andalucía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 14 de septiembre de 2002