La percepción negativa que los inversores tienen de la actual coyuntura les ha llevado a centrar ahora su atención en las perspectivas económicas, una vez pasado el temor a una reproducción de los atentados del 11 de septiembre.
El modelo a seguir es, evidentemente, el de Estados Unidos, en donde los indicadores económicos continúan apuntando hacia abajo o bien aparecen sesgados por datos puntuales.
Las ventas al por menor de agosto crecieron el 0,8%, pero la mitad de ese avance se debió al sector del automóvil, cuyas ventas se están financiando a coste cero para el usuario y a cargo de los fabricantes. La confianza de los consumidores, a pesar de esas generosas ofertas, continúa cayendo, según el índice de septiembre elaborado por la Universidad de Michigan.
En Europa, donde los datos estadounidenses alcanzan una elevada ponderación, hubo que añadir el creciente malestar en el sector de las telecomunicaciones tras la publicación de resultados de France Télécom, la compañía semiestatal que, al igual que otras muchas, se metió en las subastas de UMTS para no ceder terreno a las competidoras y que ahora acumula una deuda y unos problemas que han reducido su cotización casi un 80% y que pueden llevar al cierre de algunos proyectos.
El Ibex 35 perdió ayer el 1,76% y en la semana suma un recorte del 1,92%, aunque el dato relevante es el que muestra la tendencia, pues este indicador ha caído en las tres últimas semanas, en las que acumula unas pérdidas del 6,81%.
El dinero volvió a buscar refugio en el mercado secundario de deuda, en el que la rentabilidad a 10 años bajó al 4,60% desde el 4,64% del día anterior. La contratación en el Mercado Continuo fue de 1.394,93 millones de euros, superior a la del día anterior debido a la absorción de papel que realizaron las instituciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 14 de septiembre de 2002