No, la verdad es que no me convencen las razones de Bush. No es sólo el problema de la falta de pruebas de que se estén produciendo armas nucleares y aun bacteriológicas. No, no creo que él tenga credibilidad para meternos en una guerra y menos aún por las razones que da.
Se nos dice que se está burlando de la comunidad internacional. Exactamente igual que el fiel Israel, que desde 1947 lleva ocupando Palestina. No creo que sea menos amenaza para el mundo que Pakistán, o incluso Israel. Hasta ahora no son, por lo menos, tan cínicos de hablar de minorías étnicas, como la kurda, en donde podríamos recordar a Turquía, o al mismo Israel. Ni la ausencia de democracia, ya que es un mal generalizado entre los fieles aliados estadounidenses, como Arabia o Kuwait (y supongo que no hará falta que recordemos Florida).
¿No sería mejor hablar de los intereses de las compañías petrolíferas? ¿No será momento de empezar a hablar del peso del lobby israelí en Estados Unidos? ¿No será momento de pensar en los intereses del lobby armamentístico estadounidense? ¿Qué intereses económicos tendrán el propio Bush y Chaney en todo ello?
Nosotros, mientras, tranquilos. Bagdad está muy lejos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 14 de septiembre de 2002