Adiós a la temporada de playas? No hay que precipitarse. Aunque julio y agosto han quedado ya atrás, el primer espacio simbólico del verano, la playa, sigue vigente en el sur peninsular (y en los archipiélagos balear y canario, por descontado) con parecido atractivo que en épocas estivales. La canción del verano ya está casi olvidada, pero el sol sigue calentando. Y el mar, al igual que tarda meses en caldearse en primavera, retiene ahora el calor, haciendo apetecible el baño hasta bien entrado octubre. Afortunado hecho que se ve acompañado de unos precios cerca de un 30% más bajos que en el mes de agosto. Y después de un verano inusualmente fresco, éste puede ser el momento ideal para una escapada a la costa. Cuerpos al sol en primera línea, relajadas risas en los chiringuitos, paellas servidas a su hora... Miles de bañistas siguen ocupando a sus anchas el espacio dejado por las aglomeraciones agosteñas. Los aficionados a la playa tienen buenas razones para quedarse estos días junto al mar.
En septiembre, la playa de La Herradura, en Granada, invita a pasar una jornada completa, que incluye las mejores puestas de sol del año. Y a las salineras cercanas a la playa de Calblanque, en Murcia, llegan a finales del mes las primeras aves migratorias
Prolongación de la playa de La Antilla, Nueva Umbría la trabajan los coquineros en marea baja, algo siempre digno de verse desde la orilla
Del desenfado marbellí se puede pasar a la cualidad salvaje-deportiva de la ensenada de Valdevaqueros, en Tarifa, donde casi no se aprecia variación térmica con respecto al verano
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Entre un parque y el mar
DUNAS DE GUARDAMAR (ALICANTE)
Las dunas de la localidad alicantina de Guardamar del Segura alcanzan su mayor esplendor visual en septiembre. La arena fina, producto de la sedimentación del río, adquiere hechuras de cornisa dunar revestida de cardos, azucenas silvestres, agaves y tomateras del diablo. Aquí se conforman tres grandes planos: las dunas, el mar y la masa de pinos y palmeras plantadas a comienzos del siglo XIX para evitar el sepultamiento del pueblo por las arenas. Gracias a ello, en la actualidad se cuenta con un parque forestal de 800 hectáreas junto a la playa.
Que en la desembocadura de uno de los ríos más contaminados de España ondeen banderas azules se explica por la ausencia de caudal del Segura, razón por la que, en caso de avenida, conviene bañarse en otros lugares. Desde las casitas de ambientación rural en primera línea del Mediterráneo, uno asiste con delectación a eso del mediodía al rolar del viento de poniente a lebeche. Al soplar brisas secas del interior cabe la posibilidad, en esta época del año, de distinguirse con nitidez tanto el cabo de Santa Pola como el peñón de Ifach. El mar aparece más tranquilo que en verano en este destino familiar, sin apenas vida nocturna. El Parque Alfonso XIII, junto a las dunas, esconde una rápita califal y lienzos de murallas fenicias.
A Guardamar le siguen hacia el sur dos regalos de belleza natural, Calblanque y la bahía de los Genoveses, dos líneas playeras que sufren la desmedida afluencia veraniega.
Arenas secretas
CALBLANQUE (MURCIA)
Las playas del parque regional de Calblanque, monte de las Cenizas y peña del Águila son la cara oculta, el anverso a la masiva urbanización de La Manga del Mar Menor. El encadenamiento de abanicos naturales es idóneo para quienes ansían la soledad y el contacto con las sierras semiáridas y dunas fósiles del litoral murciano.
Playa Larga, la de acceso directo y, de hecho, la más frecuentada, dispone de nuevas techumbres en el aparcamiento. Hacia el oeste se extienden los arenales de Negrete y Parreño, este último naturista. Y hacia el cabo de Palos, la cala de Calblanque, desaconsejada por sus peligrosas corrientes, y la cala Dorada, accesible sólo a pie, cuya rica plasticidad parece no tener límite. A ésta se llega también por un agradable sendero montañoso desde cala Reona. A finales de septiembre empezarán a llegar las aves migratorias a las salineras.
Una ensenada y siete calas
LOS GENOVESES (ALMERÍA)
Ya en Almería, la segunda playa más extensa del parque natural del Cabo de Gata-Níjar, la bahía de los Genoveses, traza una curva de estilizadas líneas entre el altozano del Ave María y el morrón Genovés, promontorio de origen volcánico donde anidan multitud de gaviotas. El morrón, símbolo de esta reserva de la biosfera, es uno de los puntos de este paraje ante todo volcánico donde mejor se aprecia la mezcla de magmas. Las vistas desde la cumbre compensan la caminata, que luego se prolonga por las siete calas nudistas del cabo de Gata, conocidas como las playas del Barronal.
Andando hacia el Ave María, se llega a una oficiosa zona nudista, repleta de agaves. La configuración de la bahía, más bien cerrada al mar, brinda un baño sin escalones, siempre teniendo presente la ausencia de socorristas. Pero la bahía que vio agruparse a la Armada española antes de zarpar rumbo a Lepanto es, ante todo, un lugar colonizado por las dunas, vivas y móviles, en un marco de grandeza paisajística.
Chiringuitos y parapente
LA HERRADURA (GRANADA)
La playa de La Herradura es a Granada lo que los Genoveses al litoral almeriense. Otra ensenada bien dibujada, si bien en el caso de la primera, urbanizada y de configuración más cerrada. Cerro Gordo y la punta de la Mona cierran estos dos kilómetros de costa, que suele caer al mar en impresionantes acantilados. De ahí que primen las piedrecillas y la arena gruesa. Y que cubra a los pocos metros de la orilla, más si cabe en la zona de levante. Sólo en esta playa de la Costa Tropical se concentran tres clubes de submarinismo.
En La Herradura, la sensación es muy gratificante, empezando por ese contexto de chiringuitos andaluces que propicia lo mismo paellas para 300 personas que migas alpujarreñas a pie de ola. La punta de la Mona, a poco que sople el poniente, se convierte en una lanzadera donde los parapentistas hacen cola para despegar a 65 metros de altura llenando el cielo de colores vivos. A finales de septiembre, la playa en sí invita a pasar una jornada completa, que incluye las mejores puestas de sol del año. Cada día, una postal diferente.
Ambiente relajado
CABOPINO (MÁLAGA)
Muchos de los que llegan a Marbella procedentes de las calas pedregosas de Granada y Nerja, antes de ponerse el bañador, demandan playas, pero de arena. Como la de Cabopino o similar. Por estas fechas, la marbellí Cabopino es el paradigma de la alternancia costera. El turismo nacional desaparece y llegan los noreuropeos ebrios de sol. Siendo como es una playa sin edificaciones que la vulneren, la zona de las dunas de Artola compone un espectáculo humano divertido y desenfadado. Esta zona conserva entre los veraneantes una fuerte raigambre nudista, pese a ser tan sólo una práctica permitida. Lección de tolerancia, mixta, entre textiles y cuerpos al sol, dominada por un ambiente relajado, a trozos con ambiente gay, pero donde nadie se siente desplazado. Cada uno a su aire. Arenas doradas, escaso desnivel de entrada al agua, buena comida en el chiringuito, las dunas y una pizca de famoseo para uno de los rincones más agradables de Málaga.
Vientos para el windsurf
VALDEVAQUEROS (CÁDIZ)
Y del desenfado marbellí a la cualidad salvaje-deportiva de la ensenada de Valdevaqueros, en Tarifa, donde casi no se aprecia variación térmica con respecto al verano. En su orla de arena blanca fraternizan desde este año windsurfistas, al oeste, y aficionados al novedoso quite-surf (tablas impulsadas por pequeños parapentes), en la banda oriental. Esta temporada se han delimitado las zonas para ambas modalidades para evitar enfrentamientos. Además, al requerir vientos diferentes, cuando unos abundan otros escasean.
A la ensenada de Valdevaqueros se viene a ejercitar los músculos, pero no faltan quienes se regocijan con la visión de cientos de navegantes con atuendos multicolores. Secundariamente a bañarse, la verdad sea dicha. La luz africana le presta unos contornos diamantinos a este brazo de arena que, en la duna montañosa de punta Paloma, la zona reservada a bañistas, alcanza su apogeo en todos los sentidos.
Urbana y familiar
REGLA (CÁDIZ)
La playa de Regla, en Chipiona, tiene una configuración urbana, pero tan ancha como es en bajamar no lo aparenta. Todo en ella es océano, todo está impregnado de su yodo, de su frescor atlántico. Tan es así que a instancias del doctor Tolosa Latour fue elegida a finales del siglo XIX para instalar en ella un sanatorio infantil. El faro de Chipiona y el santuario de la Virgen de Regla son los elementos diferenciadores de esta playa blanca y segura de kilómetro y medio de largo. Uno no se cansa de mirar el característico perfil del faro más alto de España, con 69 metros de altura, visitable para quienes no les importe ascender 344 escalones (la vista sobre Doñana es magnífica). De índole familiar, este arenal, que más parece sevillano por la concurrencia, mantiene sus servicios hasta el 12 de octubre. Más tranquilidad y precios más bajos, a partir del día 22, cuando finalizan en Jerez los Juegos Ecuestres Mundiales.
Playa virgen y marismas
NUEVA UMBRÍA (HUELVA)
Sin abandonar la Costa de la Luz, la visión aérea de la costa onubense atrae a la aves por la flecha del Rompido, donde las marismas y la playa virgen de la zona Nueva Umbría se conservan estupendamente. A partir de ahora, a los correlimos y charranes se les unirán en las marismas del río Piedras las aves migratorias.
El efecto del conjunto está regido por las dunas, los espacios abiertos, el paralelismo entre costa y barra arenosa. Ésta, que se prolonga 12 kilómetros hasta la punta del Gato -un paseo delicioso-, crece 40 centímetros al año amenazando con cegar el puertito de El Terrón. Prolongación de la playa de La Antilla, Nueva Umbría la trabajan los coquineros en marea baja, algo siempre digno de verse desde la orilla. Por supuesto, quien le peta se desnuda, y quien no, no. Nadie debería perderse el Aula Marina de El Terrón, donde se ilustran los ecosistemas marinos de la zona con, entre otros, caballitos de mar y un pez ballesta.
GUÍA PRÁCTICA
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 14 de septiembre de 2002