Hace tres años, el Barça protagonizó el espectáculo más lamentable que puede producirse en un partido: que un equipo no se presente, hurtando a la competición su espíritu más deportivo. Era la Copa del Rey y alegó falta de efectivos por compromisos y por lesiones. Saltó al campo, saludo y se retiró. Sancionado y amnistiado después, todo quedó en el olvido.
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El Athletic, un club de cantera, se enfrentó anoche al Barça, en San Mamés, con diez bajas. A saber: los defensas Karanka, Ocio y Del Horno; los centrocampistas Urrutia, Óscar Vales, Felipe, Alkiza, Tiko (que salió en la segunda mitad) y Yeste, y el delantero Joseba Etxeberria. De los diez, cinco o seis son titulares indiscutibles, y los otros cuatro o cinco, habituales a lo largo de la temporada.
Ajeno a los contratiempos, Jupp Heynckes tiró del filial y acudió a la cita con Murillo, Gurpegi, Arriaga y César en el once inicial y con Aduritz y Alaña en el banquillo. Muchachos con apenas 20 años que la pasada temporada jugaban en la Segunda División B.
El Barcelona, también con bajas, tenía en el banquillo a Reiziger, Riquelme, Rochemback, Gabri y Geovani.
El encuentro se jugó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 15 de septiembre de 2002