Tres obreros que ayer trabajaban en la rehabilitación de la finca situada en el número nueve de la calle de Santa Teresa, en Valencia, salvaron la vida al abandonar su puesto cuando cayeron los primeros ladrillos. Quince minutos después la fachada se vino abajo. La fachada de la finca, propiedad de un hermano del consejero Rafael Blasco, había sido la excusa de Consuelo Císcar, esposa de éste, como directora de patrimonio, para no alinearla con el resto de la acera. La asociación de vecinos de Velluters dijo que denunciará al Ayuntamiento, a la Generalitat y a la empresa promotora.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de septiembre de 2002