Hening Schulte-Noelle, de 60 años recién cumplidos, es uno de los empresarios más poderosos de Alemania. Su aseguradora Allianz -la mayor del mundo, junto a la francesa Axa- mantiene en su cartera inmensas participaciones industriales y financieras, esas mismas cuya venta fue exonerada del pago de impuestos por uno de los aspectos más polémicos de la reforma fiscal del Gobierno rojiverde. Aunque conservador, Schulte-Noelle es un empresario reflexivo que, en la mejor tradición alemana, se opone a copiar el modelo económico anglosajón. "En Europa tenemos una tradición distinta, en la que también juega un papel importante la solidaridad", dice, antes de reconocer los riesgos que entraña una globalización en la que su compañía es arte y parte.
'El 11 de septiembre superó todo lo que hasta ahora habíamos experimentado'
Pregunta. La principal economía de la zona euro está debilitada. En 2001 sólo creció un 0,6%, y puede que sea incluso menos este año. ¿Qué está ocurriendo?
Respuesta. Alemania tiene dificultades para impulsar una serie de necesarias reformas de fondo, lo que en parte explica el insuficiente crecimiento de los últimos años. Una segunda explicación se tiende a subestimar en el extranjero: las consecuencias de la reunificación del país. Alemania sigue asumiendo transferencias muy grandes a los nuevos Estados federados.
P. Tema desempleo. ¿Cuáles son las causas?
R. Ése para mí es el mayor problema estructural: un mercado laboral demasiado rígido. La tendencia a evadir reformas no es atípica para una economía que, tras la II Guerra Mundial, durante mucho tiempo se desarrolló con éxito. El número de quienes, como los parados, se encuentran excluidos del sistema todavía no es lo suficientemente grande como para representar un gran problema de percepción personal para el restante 90% de la población. Cambiar esta mentalidad y hacer entender a toda la población que, a largo plazo, todos sufrimos la rigidez del mercado laboral, porque no es posible crecer lo suficiente, es una tarea que la política tiene que asumir con mucha mayor decisión de lo que hemos visto tanto en el actual como en el anterior Gobierno.
P. Allianz, sin embargo, se ha beneficiado directamente de las reformas impulsadas por este Gobierno, como la exención de impuestos para las ventas de participaciones.
R. Schröder ha tenido el valor de adelantar grandes reformas en dos campos importantes: el sistema fiscal y el de pensiones. Hay que reconocer que fueron importantes pasos hacia adelante. En materia de impuestos se encontró un enfoque más sistemático que, al mismo tiempo, permitió aliviar la carga fiscal para la economía y la gente. La muchas veces criticada reforma del sistema de pensiones ha abierto la puerta a las contribuciones privadas.
P. Los conservadores quieren dar marcha atrás en el tema de la exención de impuestos. ¿Qué opina?
R. La economía necesita seguridad para poder planificar, sobre todo si se trata de aspectos estructurales. Por ello, una medida tan importante no se debería dejar a merced de intereses políticos. Además, somos de la opinión que esta exención es un medio importante para romper la tradicional rigidez de las estructuras económicas alemanas. Aquí ha pasado mucho últimamente, más de lo que percibe la opinión pública. Tan sólo nosotros ya hemos movido más de 20.000 millones de euros gracias a esta medida.
P. Llama la atención que los conservadores no se cansan de atacar a Schröder acusándolo de privilegiar a las grandes empresas.
R. La retórica electoral me tiene bastante sin cuidado, pero me pregunto si todo lo que se lee y se escucha es compatible con el principio de la responsabilidad. Se están manejando argumentos muy simplistas: calificar a Schröder de "camarada de los empresarios" es igual de equivocado que ver a Stoiber en un curso de confrontación con las grandes compañías.
P. ¿Es cierto que muchas empresas han congelado sus inversiones en espera de un cambio de Gobierno?
R. A mi juicio, en puntos importantes de los programas de Gobierno, las diferencias no son demasiado grandes. Las razones para la cautela a la hora de invertir son otras: los impulsos a la actividad económica han cedido, tenemos que prepararnos a que este otoño aún no habrá recuperación, y vemos con mayor cautela desde hace dos meses lo que sucederá el próximo año.
P. A usted, que es especialista en riesgos, ¿le preocupan nuevos atentados terroristas?
R. Sí, mucho. En lo que a las dimensiones se refiere, el 11 de septiembre superó todo lo que hasta ahora habíamos experimentado. Además, no se trata de un riesgo asegurador típico: el terrorismo no ocurre de una manera casual y es imposible calcular la probabilidad de nuevos atentados. Para nosotros fue muy grave también lo que llamamos el double hit, el golpe por partida doble. Por un lado, los daños asegurados -hemos presupuestado 1.500 millones de euros por esta partida-, y por el otro, las repercusiones en los mercados financieros, que reaccionaron de tal forma que la caída de las acciones de nuestras inversiones financieras superó en tres o cuatro veces el volumen de los daños.
P. ¿No da miedo la inestabilidad de los mercados financieros?
R. Sí, me preocupa. No obstante, tenemos que partir de la base de que este aspecto de la globalización no se podrá revertir, y más bien debemos asegurar que las instituciones y los procesos de decisión resistan las crisis. No debemos ser demasiado pesimistas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de septiembre de 2002