El panorama es cada vez más oscuro para el sector europeo de la telefonía móvil. Las operadoras no amortizarán las inversiones realizadas para lanzar la telefonía de tercera generación (UMTS) como mínimo hasta dentro de 11 años. Y hasta 30 en la peor de las hipótesis. Los expertos vaticinan que la grave situación financiera que atraviesa el sector funcionará como catalizador para que se produzca una profunda consolidación de las operadoras en compañías paneuropeas. Las demás desaparecerán o tendrán una dimensión regional, como se puso ayer de relieve en una reunión del sector en Bruselas.
Las principales operadoras de la Unión Europea y fabricantes de equipos mantuvieron una reunión de trabajo con representantes de los reguladores nacionales y de la Comisión Europea para analizar cómo resucitar el UMTS. Como base para la discusión se utilizó un documento de la consultora McKinsey en el que se muestra el efecto devastador del proceso de concesión de licencias.
La inversión para comercializar el UMTS se estima en 236.440 millones de euros, de los que 109.085 millones son por licencias. Pero la inversión no se recuperará como mínimo hasta dentro de 11 años. En el caso de Alemania no se alcanzará la amortización hasta pasados 25 años. Holanda, Suecia y Reino Unido se encuentran en una situación financiera parecida.
Eso si se toma como referencia que las compañías seguirán ingresando las mismas cantidades que hoy ingresan por la telefonía de segunda generación (21.000 millones anuales). Si los ingresos se reducen al 30%, no se amortizarán las inversiones hasta bien pasados 30 años. En el mercado español, en la mejor de las hipótesis, la inversión se recuperará a los siete años y en la peor, pasados los 20.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 18 de septiembre de 2002